ORGULLO SU: Apostolado «Calle» de mamás y exalumnas Generación 2018: “Una experiencia buena para el alma”

Aunque sus hijas salieron del Colegio el año pasado, todos los martes, las mamás de la Generación 2018, Madeleine Johansson, María Jesús Toro, Victoria Pumpin y Carolina Ossa, se juntan en las afueras del Hospital San Juan de Dios para atender a personas en situación de calle.

Una iniciativa que comenzó para la Semana de la Solidaridad 2016 —y que seguirá adelante en el Colegio— cuando sus hijas estaban en IIº medio y que contiuan hasta hoy apoyando a la Corporación Nuestra Casa, y acogiendo con su sonrisa, compañía y un plato de comida caliente a las más de 50 hombres, mujeres y niños que viven en los alrededores del hospital. “Es una experiencia buena para el alma, me tocó mucho. Te hace salir de tu realidad y agradecer todo lo que uno tiene. Te enriquece como persona saber que estás ayudando a otro” explica Madeleine Mimi Johansson, mamá de Magdalena Sande.

“Gracias por acordarse de nosotros, nos dicen” agrega María Jesús Toro, mamá de María Jesús Maturana. “La gente lo agradece mucho y nosotros también. Es un espacio súper bueno para ir con mi hija. Uno la ve en otro ámbito del habitual”.

Cuentan que a pesar de que comenzaron yendo cuando sus hijas estaban en II medio, desde el primer minuto se dio una relación muy natural con las personas en calle, a pesar del ambiente duro y crudo en que se encuentran. Madeleine y María Jesús sostienen que es parte de la formación que sus hijas recibieron en el Colegio y que valoran profundamente.

Ambas siguen participando y apoyando al Colegio en diferentes tareas. “Por mí no me iría nunca”, dice Madeleine, que es monitora de las alumnas de II° medio que están preparando su Confirmación, y María Jesús es delegada de curso de sus hijas que aún siguen en el Colegio y este año ha apoyado el proceso de Admisión para Pre Kinder 2020.

“Me encanta poder estar servicio de este Colegio, estoy agradecida y feliz de poder comprometerme en lo que me pidan”, dice María Jesús. “Son niñitas súper completas y con opinión propia, ubicadas y realistas, sin mirar a nadie en menos”, agrega Madeleine. Consideran que el apoyo de la comunidad y de las familias son un apoyo fundamental; “uno cuenta con las familias, y sabemos que formar comunidad permite educar mejor”.

Ahora cuentan de que a pesar de este voluntariado ha sido reconocido por las personas de la Corporación Nuestra Casa, como uno de los que más han perdurado, esperan y buscan que éste sea un proyecto Ursulino más que de la generación 2018. Es por esto que ya están organizando diversas instancias para promover este proyecto y difundirlo para que más niñitas y mamás participen y les cambie la vida como se las cambió a ellas.