Durante este verano, la educadora y profesora de Kínder SA, María José Adasme fue voluntaria de la Fundación Africa Dream en Dilla, una comunidad de Etiopía. Allí trabajó en un Kindergarten, en el comedor diario y en el programa de nutrición de la clínica de las hermanas Salesianas de Don Bosco. Ir a Africa era su sueño, confiesa, desde que estudiaba para ser educadora de párvulos en la Pontificia Universidad Católica de Chile, «me prometí que en un momento de mi vida iría a África para aportar y ayudar en lo que pudiera. Sentí que éste era el momento».
¿Qué es lo que más rescata de esta experiencia?
Disfruté cada momento estando allá, pero lo que más rescato es tener la oportunidad de conocer la cultura del lugar, disfrutar de la simpleza y sencillez con la que viven el día a día.
Es increíble ver lo felices que son, con lo poco que tienen. El idioma nunca fue un impedimento para comunicarme con ellos y poder conocerlos, porque se comunican a través del amor, sonrisas y gestos. También, me encantó ver cómo la música y el baile están siempre presentes en su cotidianidad. Además, son muy agradecidos con Dios.
¿Cuál diría que fue su principal aprendizaje?
¡Aprendí tanto! En lo profesional, me quedo con lo importante que es cuando hacemos las cosas con entusiasmo y perseverancia. Los niños/as no hablaban inglés por lo que al principio fue frustrante comunicarme, sin embargo, a través de juegos y canciones logré que aprendieran palabras y conceptos claves en inglés. Y yo aprendí a hablar su idioma, amhárico, lo que me permitió hacer hasta clases de matemáticas. En lo personal, aprendí lo importante de ser agradecidos y valorar las cosas pequeñas que tenemos en el día a día, vivimos en un contexto muy privilegiado.
¿Qué mensaje trae a sus alumnas ursulinas?
Todas tenemos dones y talentos que debemos compartir con los demás y ponerlos a su servicio, para lograr un mundo mejor. Muchas veces nos quejamos por cosas insignificantes y es clave enseñarles a nuestras niñitas a agradecer, incluso, las cosas pequeñas. Algo tan simple como disfrutar de una taza de café en las mañanas, en Etiopía es impensado por las dificultades de acceso a agua y luz.
¿Y qué entregaste tú de tu formación como educadora ursulina?
Servir a otros es una de las cosas que más me ha impactado en mi formación como profesora ursulina, y pude entregarlo allá en cada momento. Desde una sonrisa, un abrazo, conversaciones, conocimientos pedagógicos, todo fue bien recibido allá.